dimanche, septembre 02, 2007

Del mediterráneo al polo norte

NOTE: À mes lecteurs francophones: Je sais que vous pouvez lire l'Espagnol, donc allez et pratiquez un peu ;).

El verano 2007 se fue pronto. Esta vez en lugar de lamentar mi pérdida de empleo me dediqué a viajar. Digamos que necesitaba un poco de espacio para reflexionar sobre mis planes futuros. Así que ¿por que no? eh op las maletas y ¡vámonos!
Lo que necesitaba era un lugar para relajarse, con sol y arena. Junto con Albrecht nos dirigimos hacia el reencuentro de las culturas clásicas a Creta. Aquí además de descubrir esta maravillosa isla en el corazón del meditarraneo llena de gente simpática y de comida suculenta, tuvimos la oportunidad de relajarnos al máximo y retomar fuerzas para sobrevivir la vida cotidiana. Pero no solo eso, también hicimos un recorrido cultural visitando
Rethymnon y así admirar la influencia veneciana de la isla. Envueltos en una onda de calor que nos permitió conocer que es lo que pasa si una ciudad lleaga a los 47°C, disfrutamos de las aguas del mar mediterráneo y de las delicias helénicas. Aceitunas, dátiles, miel, vino; todo aquello que se puede encontrar en un paraíso terrenal.
Bueno, pero esto fue unicamente el inicio de mis vacaciones. Unos cuántos días después, me dispuse a visitar a los viejos amigos de Francia para celebrar el 14 de julio. A pesar del mal tiempo que se anunciaba me dije: París será siempre París. Grán sorpresa me llevé cuanndo el sol y el calor me acompañaron. Así pude disfrutar de un buen Ricard, brebis, pan y vino junto con la grata compañía de mis grandes amigos. Ni vimos a Sarkozy ni cantamos la marsellesa pero, ¡que bien nos la pasamos platicando y recordando momentos!
No contenta con haberme paseado por el mediterraneo acepté una oferta bastante tentadora que me hicieron mis abuelos: ¿Y quién pensaría en pasar sus vacaciones de verano en el lejano y frío polo norte?


En uno de esos momentos de poca cordura, a mi se me vino ocurrir seguir a mi familia en esta aventura.
Ciertamente la mejor época para visitar Alaska es el verano, pues las temperaturas promedio son de 18°C. Así que no hay necesidad de buscar un igloo para hospedarse o de alquilar un trineo con unos cuantos perros como medio de transporte. Nosotros decidimos tomar un barco. El Oosterdam quien nos llevo a desde Seattle por la costa del sur de Alaska a visitar Juneau, el Hubbard Glacier, Sitka, Ketchikan y Victoria.

Por bastante tiempo que pensé haber perdido la capacidad de asombro, pero gracias a este viaje en barco me dí cuenta que aún hay cosas que me llegan a impresionar tanto que no puedo dejar de ver. Los paisajes que cada día al despertar púde ver en allá en el norte del mundo no tienen sin igual. Las ballenas me hicieron feliz, a tal grado que apesar del resfriado que estoy sufriendo en este momento por haberme quedado en traje de baño y mojada en la cubierta para verlas me sigo sintiendo afortunada por haber podido verlas.

En fin, creo que ahora ya tuve bastante tiempo para pensar que es lo que quiero hacer en el futuro y sobre todo ahora puedo decir que ya puedo activarme. No me puedo quejar pues he tenido una buena pausa de verano.