Lo que en este momento me dispongo a escribir es sobre una experiencia que le puedo llamar primerisa. Yo que me consideraba persona de muy buen comer y cero melindrosa. desafortunadamente tuve el horror de sentir por primera vez un asco total por lo que comía. Y sentí que iba a vomitar. Es vergonzoso tener este sentimiento, sobre todo si uno se encuetra en un restaurant que se supone que es delicioso.
En realidad estoy equivocada al decir que es la primera vez que paso por esta experiencia. Hace aproximadamente 8 años me invitaron a cenar a un restaurant tailandés donde tuve (ahí si por primera vez) esta experiencia. Aquella vez sentí que moriría al enterarme de que estaba comiendo cabezas de gallo (cresta, ojo y lengua incluídos) En general es mejor no saber qué es lo que se está comiendo si se quiere ser educado.
Esta vez no fue tan horrible, pero como resulta que soy enemiga del huevo, no pude probar bocado al darme cuenta que la comida estaba infestada por tal ingrediente en diferentes presentaciones. Y parece que no bastó con la lección que me acababa de dar a mi misma, me dispuse a ser audaz y ordenar un postre. Me decidí por el acredor de un nombre que sonaba como Ghenghis Khan. Sus ingredientes decían tapioca, leche de coco y ffrutas exóticas. Asi que me dije: "mmm esto me abrirá nuevamente el apetito"
Y nada, que me voy llevando la gran sorpresa que mi "postre" parecía un plato de leche con gomitas de colores que flotaban. Era como un plato de EBANIS mniatura flotando en un plato de leche de coco.
El resultado de todo esto fue una reacción anoréxico-bulímica. Es decir, se me cerro el apetito y en caso de dar un bocado más corría el riesgo de volver todo el bolo alimenticio.
En fin de esta terrible anécdota puedo concluír lo siguiente:
1. Si, soy melindrosa.
2. Mis épocas de probar nuevas cosas se han terminado.
3. Mi paladar es delicado y solo acepta algunas cosas que han pasado por un filtro de calidad.
4. Y a ver si esto ya se me graba: NO me gusta la comida tailandesa
Espero no volver a pasar por eso y haber aprendido de una vez por todas mi lección
